Resultados de la Consulta Federal Universitaria






Este primer relevamiento, realizado a nivel federal por el Frente de Asociaciones de base de CONADU (FAB), estuvo orientado a conocer la opinión de la docencia universitaria de cara al inicio de la segunda fase del año. Además, y con particular interés, resolvimos incorporar una serie de preguntas sobre las condiciones de vida en el contexto del ajuste respondiendo a la idea de que una representación gremial debe atender no solo el aspecto salarial sino las condiciones en que quienes ejercemos la docencia llevamos adelante nuestra tarea.
El 70% de las personas que respondieron tienen como principal ingreso la universidad pública y una mayoría de 63% se identifica como de género femenino. En cuanto al nivel de su inserción en el sistema, el 90% de las respuestas corresponden al nivel universitario y un 10% al preuniverstario.
Como representación gremial nos interesaba relevar la cuestión de los cuidados en un momento de pleno aumento del pluriempleo que desarrolló en general la docencia, como modo de sobrellevar la brutal caída de ingresos a que nos somete el gobierno libertario en el que el “precio del trabajo” es el único precio que no se ha liberado por la negativa a la discusión paritaria. La consulta da cuenta de que el 66% buscó nuevos empleos, en la docencia el 29%, fuera de ella 22% y el resto (16%) en ambas actividades.
Esta destrucción de las economías de los hogares llevó a que casi la mitad de docentes se encuentre endeudado de manera extraordinaria por efecto de la motosierra sobre nuestros salarios. Los números son contundentes: 9 de cada 10 docentes cambió sus hábitos o redujo sus actividades conforme tomaba más trabajo, o veía reducir sus ingresos, o ambas situaciones.
Así, en actividades de carácter más social vemos que el 93% redujo sus gastos recreativos, el 79% la compra de vestimenta, el 70% restringió el equipamiento o reparación de sus viviendas y el 64% los gastos en actividades culturales.
En aspectos más imprescindibles de la vida de las personas también el impacto se ha hecho sentir, un 40% redujo o limitó gastos en alimentación y un 22% en cuidados de salud.
En actividades que hacen a nuestra formación, pero también a la calidad que ofrece el sistema universitario (público y/o privado incluso), también se vio fuertemente afectada dado que un 58% limitó intervenciones o participación en congresos, un 42% en formación académica de posgrado o similares, un 28% en tareas de investigación, un 25% en compra de materiales didácticos y un 15% en tareas de extensión universitaria.
Este último punto refleja una debilidad estructural del sistema que transfiere a las y los trabajadores docentes las tareas de formación que debieran financiar las propias instituciones, tal como se acordó en el Convenio Colectivo de Docentes de las Universidades Nacionales, así como la entrega de materiales de trabajo.
Esto último resulta de especial relevancia puesto que en el ámbito de la educación universitaria el 37% manifiesta realizar tareas de manera virtual, algo que en el nivel preuniverstario alcanza solo el 10% de las respuestas.
Los cuidados, los tiempos de cuidado y las condiciones familiares al respecto fueron nuestra primera pregunta ofreciendo un panorama sobre la cantidad y calidad del tiempo destinado para la familia que afecta a más de la mitad de nosotrxs.
El 39% de las personas declararon “tengo menos tiempo disponibles para estar con mi familia” y 15% creen que “la calidad de los cuidados se vio afectada”. Es decir el ajuste termina causando un daño a las familias de lxs docentes que además se ve sobrecargada de tareas de cuidado.
Quienes se identifican con el género femenino ascienden a casi el 60% en la elección de las dos primeras categorías, quedando en evidencia que el ajuste impacta en las tareas no remuneradas sobrecargando en términos físicos y psíquicos a quienes son el sector mayoritario de la docencia universitaria.
También pedimos que definan el estado emocional con una palabra, lo que refleja que la mayoría demuestra cansancio, preocupación y angustia.
Respecto a la cómo perciben a Universidad, las palabras predominantes dan cuenta de la resistencia, la incertidumbre y el deterioro en el que estamos viviendo.
Esta primera aproximación no es conclusiva, aspiramos a una más detallada y completa información de nuestras condiciones de vida y de trabajo, pero si asoma como un primer avance que permite por lo menos poner sobre el tapete de la discusión gremial aspectos que pasan desapercibidos de la acción pero que forman parte de nuestra cotidianeidad como hacedores diarios de la universidad pública y de calidad que enorgullece a nuestro país.
https://fab.conadu.org/el-ajuste-a-las-universidades-en-primera-persona/